Todos
los tés provienen de las hojas de la “Camellia Sinensis” o “Thea
Sinensis” plantas perennes de la familia de las camelias que crecen en
climas subtropicales.
Se
clasifican en cinco tipos, según cómo se los procese: Blanco, negro, rojo, verde y Oolong.
Las
3.000 variedades de té se deben a diferencias tales como clima, región y
condiciones de suelo.
La
Camellia Sinensis es
un arbusto de origen chino que puede alcanzar una altura de 2,5 a 4,5 m y crece
en China, en Tíbet y en Japón, puede soportar temperaturas muy frías y vivir
hasta 100 años, sus hojas miden unos 5 cm.
Estas
plantas producen unas hojas coriáceas de color verde oscuro e intenso y
pequeñas flores blancas muy similares a la flor del jazmín. Las plantas de té
se desarrollan mejor en zonas cálidas y húmedas. El clima más adecuado es el
que mantiene una temperatura de entre 10 y 30 grados, con una pluviosidad anual
de entre 2.000 a 2.500 mm. y una altitud sobre el nivel del mar de 300 a 2.000
m. La combinación de la altitud y la humedad, favorecen un crecimiento lento de
la planta consiguiendo así que aumente la calidad y el sabor del té.
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