CAFE ETIOPIA

El café ha sido históricamente el rubro más importante de exportación para Etiopía, desde donde ya en el año 1500 partían mercaderes con este producto. La comercialización convencional, tal y como hoy la entendemos, no se inició hasta 1810, cuando se empezaron a vender sacos de café Gerri y Harar. En 1838 se exportaron 100 quintales del tipo Limu-Seka, Gima vía Massawa. Actualmente Etiopía exporta entre el 40 y 50 % de su producción. Los principales destinos oficiales del café etiope son los mercados asiáticos y Estados Unidos, aunque una cantidad considerable de este producto es vendido ilegalmente a los países vecinos.
El café de Etiopía está considerado, tanto entre consumidores como profesionales del sector, como un grano de calidad. La diversidad de arábicas que aquí se producen, han convertido a este país en un punto importante de atención por parte de los mercados internacionales, sobretodo de aquellos dirigidos al segmento gourmet y orgánico. El café crece entre los 550 y 2.750 metros de altitud, concentrándose el grueso de la producción entre los 1.300 y 1.800 metros. El grano etíope tiene poco más de 1,5% de cafeína, goza de una acidez alta y buen cuerpo, mientras que su sabor, aromático y dulce, con ligeros matices especiados lo convierten en un auténtico moca. Su gran potencial le permite ser degustado por si solo, aunque también resulta ideal para mezclarse y ensalzar otros orígenes.